El acaparador - cuento

Cuento por Daniel Nantón, ejercicio de escritura. 
16-Oct-2025.

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## El Acaparador y el Sendero del Nunca Acabar

Había una vez un **ser humano que tenía sexo neutro**, conocido en su comarca como **El Acaparador**. Desde su nacimiento, El Acaparador dedicaba su vida a una sola misión: **acaparar**. Su corazón no latía por la alegría, sino por la adición constante de **conocimiento** y de **cosas**.

Se decía que El Acaparador debía realizar un viaje crucial a través del **Bosque del Uso** para llevar sus grandes cosechas de potencial a la **Casa de la Satisfacción**, donde se pondrían **a funcionar** y darían **frutos**.

Un día, al comenzar su camino, El Acaparador ya cargaba una cesta mental tan pesada que su **desarrollo** como persona se encontraba en un **proceso no balanceado**. Apenas había andado unos pasos cuando se le apareció, en el claro del sendero, una sombra astuta y susurrante: **el Lobo del Siempre Más**.

—¡Oh, Acaparador!— maulló el Lobo con voz seductora—. ¡Qué precioso es ese manojo de teorías que llevas! Pero dime, ¿es suficiente para un ser tan sabio?

El Acaparador se detuvo inmediatamente. Su voz interior, que clamaba por **conseguir más**, se avivó.

—Nunca es suficiente, Lobo del Siempre Más —respondió El Acaparador, sintiendo la necesidad de aumentar su carga.

El Lobo sonrió, pues conocía bien la debilidad de este viajero. Le sugirió desviar el camino para visitar las **Cavernas del Dato Innecesario** y los **Manantiales de las Posesiones Sin Destino**.

—Ve por este camino lleno de desviaciones y acumularás el doble. No te preocupes por la Casa de la Satisfacción; lo importante es **guardar**, no usar.

El Acaparador, **sin agradecer lo que ya tenía** y cegado por la promesa de la nueva adquisición, se desvió. Su viaje se convirtió en una constante búsqueda de objetos y saberes que apilaba y protegía con celo feroz. En vez de que las cosas **dieran frutos**, lo que hacía era **guardarlas**. Nunca se permitía **que eso que poseía funcionara**.

Así anduvo por años, eternamente en el **proceso de acaparamiento**. Constantemente estaba **buscando más**, pues nunca llegaba a **estar satisfecho**.

Finalmente, ya al final de su vida, exhausto y cargando un peso inmenso que no había beneficiado a nadie, El Acaparador llegó al borde del Bosque del Uso. Miró hacia la lejanía donde se suponía que estaba la Casa de la Satisfacción, pero se dio cuenta de que no había puesto **a funcionar lo que consiguió**. Su vida entera fue una recolección de cosas.

Y así fue como El Acaparador terminó sus días: con **los brazos abiertos**. Simbolizando que buscó **constantemente acaparar y llenarlos**, pero **nunca pudo cerrarlos** porque su necesidad de más era infinita.

Finalizó su vida como si estuviera **queriendo dar un abrazo**, pero sin poder **nunca abrazar ni a ellos mismos ni a la vida**, ya que su tesoro, de tan guardado y nunca usado, se había vuelto inútil.

**Fin**.

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